

Religión
Te ofrecemos una serie de ensayos sobre cristianismo para que reflexiones libremente y sin apriorismos
La Resurrección de la Fe

Francisco Gijón nos plantea un fascinante viaje de encuentro con Cristo desde el ateísmo, y lo hace desentrañando las características que han hecho de la actitud escéptica una conducta natural cuando en realidad no lo es en absoluto. El autor nos conducirá a través de la historia de la Iglesia, presentándonos los enemigos y obstáculos a los que se ha tenido que enfrentar durante casi veinte siglos; en este recorrido estudiaremos el verdadero origen del Islam y el Budismo, conoceremos la influencia gnóstica de la Masonería en nuestra sociedad y nos adentraremos en lo que Gijón considera "el acta constitucional del Reino de los Cielos": la oración del Padrenuestro y las Bienaventuranzas.Además, la Sábana Santa de Turín, reliquia de todas las reliquias y documento histórico a la vez, se nos presentará no sólo como el verdadero retrato de Jesús de Nazaret, sino como prueba constatativa de su Resurrección, de la que el autor se atreve a aportar incluso el día y la hora exactos.Estamos, en definitiva, ante una reivindicación del Catolicismo por parte de un hombre que vivió alejado de la Fe durante casi toda su vida y a la que llegó de la forma más insospechada. Esto hace de la presente obra el trabajo más esperado y también más osado de su autor.
La Verdad como tarea: un cristianismo para el siglo XXI

El autor de La Resurrección de la Fe regresa al ensayo cristiano dos años después; y lo hace proponiéndonos un viaje intelectual hacia la Fe a través de la cultura y hacia Jesús en un regreso meditado a los orígenes del Cristianismo. Con el objetivo de recuperar la verdadera esencia primigenia, Gijón defiende una regeneración de la Comunión de los Santos que deje atrás el lastre de aquellos siglos en los que la Iglesia fue, ante todo, una "institución de poder político y social", para alcanzar de nuevo la Ecclesía (Iglesia) propuesta por Cristo Jesús en los Evangelios, que no excluía, sino que reivindicaba, la dignidad de los desfavorecidos.
La Buena Nueva del siglo XXI sería, pues, una Iglesia Católica en tanto universal; cristiana, en tanto que Jesús volvería a estar en su centro; y culta, como lo fue siempre.
Porque Jesús nos conmina a hacernos prójimos de nuestros semejantes y a situar al descartado, a través de la misericordia fraterna, en el centro de nuestro amor.
El hombre eterno

El hombre eterno (The Everlasting Man) es un ensayo histórico en dos partes sobre la humanidad, Cristo y el Cristianismo, de G. K. Chesterton, publicado en 1925. Es hasta cierto punto una consciente respuesta al libro de H. G. Wells’ Outline of History, que envuelve ambos, el origen evolutivo de la humanidad y la mortalidad humana de Jesús. Chesterton comienza de la siguiente manera: Hay dos formas de llegar a casa, una de ellas es permanecer en ella y la otra es caminar a través de todo el mundo hasta que volvamos al mismo lugar, El Hombre Eterno está dirigido para aquellos que no han logrado llegar a casa de la primera forma, invitándolos a que se aproximen a casa de la segunda manera.El objetivo de este libro, en otras palabras, es que la mejor cosa siguiente a estar realmente dentro de la cristiandad es estar realmente fuera de ella. Y un punto particular es que los críticos populares del Cristianismo no están realmente fuera de él .
Ortodoxia

Ortodoxia es un ensayo de G. K. Chesterton, publicado en 1908, que se ha convertido en un clásico sobre apologética cristiana. En él presenta una visión original de la religión cristiana, que Chesterton ve como una respuesta a las necesidades naturales de los seres humanos, la «respuesta a un acertijo», y no como una verdad arbitraria recibida de alguna parte extraña a la experiencia humana.Chesterton consideraba este libro como un compañero de su libro Herejes. En el prefacio, el autor explica que el propósito del libro que es «intentar una explicación, no sobre si la fe cristiana puede ser creída, sino cómo fue que él llegó a creer en ella». Chesterton tenía la habilidad de ayudar a ver las cosas de un modo nuevo. Y eso lo supo hacer admirablemente con la fe cristiana. Para ello, tuvo que abrir nuevos caminos intelectuales que le condujeron a una visión más profunda y más alegre de la realidad. Joseph Pearce señala la novedad de sus libros: “El cristianismo de Chesterton era contagioso y, gracias a sus penetrantes paradojas y a su quijotesco entusiasmo, muchos comenzaron a descubrir el atractivo de la ortodoxia”.(SEGUNDA EDICIÓN REVISADA)
Camino de Perfección

El Camino de Perfección es un libro escrito por Santa Teresa de Ávila entre los años 1564 y 1567 para las monjas carmelitas del Monasterio de San José en Ávila, del que era priora. Consta de un prólogo y 42 capítulos. En los primeros 26 capítulos entrega varios consejos para el progreso en la vida contemplativa, (la pobreza, el amor al prójimo, la humildad, la oración). En los últimos 16 capítulos hace una meditación sobre las palabras del Padrenuestro.
Las Moradas

Las moradas, llamado también El castillo interior es una obra de Teresa de Ávila, monja carmelita descalza, escrita en 1577 como guía para el desarrollo espiritual a través del servicio y la oración. Inspirada en su visión del alma como un diamante con forma de castillo, dividido en siete mansiones, la obra se concibe como el progreso de la fe en siete etapas, que concluye con la unión con Dios. El castillo interior está dividido en siete moradas, cada una de las cuales describe un escalón en el acercamiento a Dios. Las primeras tres se consideran accesibles por la oración activa. Las cuatro últimas, propias para la oración contemplativa. Como ejemplo para distinguir ambos tipos de oración, Teresa pone el ejemplo de dos fuentes: una recibe el agua de muy lejos, traída trabajosamente por diversos conductos; ésta sería la oración activa. La otra está sobre el mismo nacimiento de un manantial, y recibe el agua de su mismo origen; sería la oración contemplativa. Teresa de Cepeda y Ahumada empezó a escribir la obra el 2 de junio de 1577, completándola el 29 de noviembre del mismo año. En agosto de 1586, fue elegido como editor de la obra el monje agustino Fray Luis de Leon, tras lo que, finalmente, en 1588 el libro fue publicado en Salamanca, España.